La danza, eje de buen show
«Tangos en El viejo almacĂ©n». Dir. artĂstica: N. Nau y L. Pereyra. Con
H. Marcel, V. Luque, C. Galván, F. Marzán sexteto, N. Nau y L. Pereyra
y parejas de baile. (El viejo almacĂ©n, todos los dĂas).En general, las llamadas «casas de tango», esas que presentan sus espectáculos como «internacionales» y que casi siempre incluyen la modalidad de cena-show, tienen una dinámica que está marcada fundamentalmente por el movimiento turĂstico de acuerdo a los vaivenes de la economĂa y el cambio de moneda más que por asuntos más culturales, el pĂşblico tiende a ser participante secundario. Buenos Aires está, por estos tiempos, en un buen momento en cuanto a la llegada de visitantes extranjeros; y muchos de ellos (sobre todo, brasileños y japoneses) son clientes potenciales de estas casas Más allá de esto, algunos lugares, como es el caso del Viejo AlmacĂ©n, están abriendo más el juego a los locales, con una entrada que acepta la versiĂłn sin cena y que permite encontrarse con el espectáculo a un precio mucho más razonable.
Hay novedades artĂsticas tambiĂ©n en esta tradicional casa de San Telmo. Es que de la parte coreográfica, en sus aspectos grupales se ha hecho cargo una pareja que conoce bien el oficio y que viene de ocupar ese mismo lugar en el CafĂ© de los angelitos: el santiagueño Luis Pereyra y la alemana Nicole Nau A poco de iniciar su habitual gira anual por Europa, encabezan una propuesta que tiene a la danza como eje principal.
Fernando Marzán al frente de un sexteto tĂpico es quien pone sonidos al show. Respaldo para cantantes y bailarines y con un par de momentos sĂłlo instrumentales, el pianista y su gente se lucen más cuando aflojan con el vĂ©rtigo y la intensidad y explotan las virtudes solistas de los integrantes del grupo. El bandoneonista Carlos Galván ofrece su «tanguidad» y rompe, aunque sĂłlo parcialmente, con el repertorio más conocido; incluye, por caso, una cita a «Alfonsina y el mar» y una muy buena versiĂłn de «Cuando llora la milonga». Hugo Marcel desparrama todo su oficio, aunque sigue muy ligado a «esos temas que todos queremos escuchar»: «Caminito», «El dĂa que me quieras», «Uno», «Por una cabeza», «MelodĂa de arrabal». Virginia Luque compensa con experiencia lo que el cuerpo empieza a negarle en sus interpretaciones de «Destellos» y «La canciĂłn de Buenos Aires». Y la danza se lleva la mayor atenciĂłn en una propuesta que está organizada desde allĂ. De las tres parejas que completan el elenco, sobresale la de Esther y MartĂn. Y las palmas se las lleva, claro, el dĂşo central, especialmente en su muy buen momento solista con «Zorro gris», «Verano porteño» y «Taquito militar».
R.S.