Texto de Prensa:
Nicole Nau es un caso fuera de lo ordinario, nacida en Alemania, sintió un dÃa tal atracción por el tango que decidió trasladarse al paÃs que es su cuna: Argentina. AllÃ, en muy poco tiempo, logró trasformarse en una de sus representantes, no solo para la Argentina sino también para el mundo.
Nicole Nau no eligió –como la mayorÃa de la gente de teatro- el centro de Buenos Aires para vivir. Vive en Bernal, una ciudad que está en la provincia lejos del ruido y del humo. “A Luis y a mà nos gusta el verde, la vida sencilla. Queremos ver el campo. Ambos amamos la pazâ€, dice Nicole.
Esto es fácil de comprobar si se conoce su casa cálida y acogedora, con una cocina donde se mezclan mates* de todas partes de Argentina con los frascos y otros pequeños objetos que Nicole arrastró desde su tierra natal: Alemania. Le pregunto cómo se siente en este barrio alejado del centro, sencillo y silencioso. Nicole responde con su español, rico en palabras aunque marcado por su lengua madre. “Ah, mira, este es el lugar que volverÃa a elegir. Por el entorno natural y por los vecinos humildes y encantadores. Desde la terraza en la que pasamos largas horas podemos disfrutar del verde y de los pájaros. Aquà muchas veces prendemos el fuego y nos sentamos a escuchar una de las músicas que más nos seduce: folklore argentino.
Nicole, nacida en Dusseldorf en 1963 viajó a la Argentina después de cumplir los 24 años pues decidida a convertirse en una bailarina de tango consideró que era imprescindible conocerlo tal como se bailaba en Argentina. Le comenté de mi dificultad para ver cómo una alemana llega a entusiasmarse con el tango. “TenÃa 24 años cuando, por primera vez me enfrenté con el tango. Fue en mi ciudad natal, Dusseldorf. Yo entré a un estudio de danza y escuché una música que me resultó impactante. Era un tango tocado por la orquesta de Juan D’Arienzo. Recuerdo, como si fuera hoy, ese momento, cómo me llamó la atención esa música que nunca habÃa escuchado antes y que de alguna manera confirmaba mi deseo de bailar, deseo que se venÃa manifestando en mà desde hacÃa un tiempo. Escuché el tango y sentà que era esa la música que yo querÃa bailar. Tan fuerte fue este sentimiento que unos meses después estaba sacando un pasaje a la Argentina. Pues pensé que para bailar aquella música debÃa entender, de manera profunda, la cultura a la que pertenecÃa, asà como la gente que la creaba, que la tocaba y la bailaba. Estuve un tiempo en la Argentina. Volvà a Alemania y dos años después, en 1989 volvà para radicarme.
Nicole considera que una de las cosas que diferencia al tango de otras músicas es la gran posibilidad de expresarse que este da a quien lo baila. “El tango puede ser denso, triste, alegre. Lo importante es la posibilidad que nos da de realizar una coreografÃa libre. Esta posibilidad desata la imaginación de quien baila y le permite una creatividad que no se da en otras danzasâ€, dice.
Nicole, que, evidentemente, siente el tango como si hubiera nacido en estas tierras, tiene ideas muy claras sobre cómo debe ser interpretado. Considera que no está bien bailar “lo que se sienteâ€, ignorando la música. “Lo grave –y esto no pasa solo con el tango- es que, cada vez con más frecuencia se usa la música como fondo sin tener en cuenta la estrecha relación que debe haber entre la música y lo que se danza. Creo que uno tiene que sentir lo que baila, pero sin olvidar el respeto que se debe a la música que se está bailando, la cual debe ser leÃda como si se tratara de una partituraâ€, dice Nicole.
Es curioso comprobar que las ideas de Nicole respecto al tango, que contradicen lo que piensan muchos argentinos, han empezado a ser aceptadas. El tango en la Argentina se baila casi sin excepciones, con los cuerpos de la pareja muy pegados entre sÃ. El hombre suele estrechar muy fuertemente a su pareja en lugar de simplemente tomarla para bailar. Es frecuente que utilice esta modalidad, más que para bailar, para seducir a la mujer. Nicole no acepta que esta costumbre se transforme en regla inviolable. Piensa que quienes consideran que el tango sólo se puede bailar con los cuerpos juntos, confunden el espÃritu del tango con el del bolero. El bolero nos mueve hacia la intimidad y la calma. “El tango tiene mucha fuerza, mucha energÃa, mucho ritmoâ€, dice. Y también: “Yo me sentirÃa muy frustrada si a partir de ese obligatorio abrazo tuviera que limitar mis movimientos. Pero, además, bailar abrazada nos conduce a dejar de lado la música. ¿Y, no es la música la base de la danza?â€
Otro de los pensamientos que ha elaborado Nicole sobre el tango contradice uno de los juicios más compartidos sobre este. Aquél que afirma que el tango es triste, que posee la tristeza que trajeron los emigrantes que debieron abandonar sus tierras para venir a la Argentina. A tal extremo esta idea aparece, en el imaginario colectivo que se ha inventado una frase que es descriptiva del hecho: “El tango es un pensamiento triste que se bailaâ€. Dice Nicole: “Cuando entro a una pista de baile y veo esas expresiones dramáticas en los rostros de los bailarines, entiendo finalmente lo equivocada que estuve cuando acepté las ideas que me trasmitieron quienes transitan el mundillo del tangoâ€. “El tango no es siempre triste; no es necesariamente triste. Decir esto es erróneo, y más que erróneo es deshonesto. Hoy, habiendo investigado directamente en la música, en lugar de aceptar lo que me decÃan, sé cómo es el tangoâ€.
Si algo se puede decir de Nicole es que el lugar que ocupa en la escena argentina lo ha ganado sin renunciar jamás a su sinceridad. Dice lo que piensa sobre los porteños **. “El porteño es agrandado, machista y soberbio. Gracias a Luis, (con el cual integra hoy una pareja teatralmente reconocida: Nicole Nau& Luis Pereyra), pude entender que no son asà todos los argentinos, el hombre del interior, el provinciano, es modesto y amableâ€. Estas discrepancias sobre temas caros a los argentinos nos lleva a preguntarle sobre la relación con los del ambiente que ella frecuenta. Ella dice que hoy es muy respetada en la Argentina, pero que no fue fácil escuchar al poco tiempo de llegar a algunos colegas diciendo que no iba a alcanzar lo que se proponÃa pues no era de allÃ. “Pude, claro, pero tuve que pagar derecho de pisoâ€, dice. Sin embargo a los dos años de vivir en la Argentina ya era considerada una profesional valiosa. La vemos debutando en el Café Homero y a continuación en el Teatro Colón. Su carrera, hoy, a trece años de su primera presentación como profesional en Argentina se puede catalogar de brillante. Pero no solo en Argentina sino en Europa y América Latina. El estreno de “Orestes el último Tangoâ€, dirigida por Oscar Araiz donde actuaban ella y Luis Pereyra (este último autor de una obra muy aplaudida “El sonido de la Tierraâ€), estrenados en WMTF, Festival de los PaÃses Bajos, confirmó sus anteriores éxitos. Leer la lista de sus actuaciones, direcciones y producciones muestran su importante situación actual. Sus innumeros trabajos en Europa y Sudamérica permiten ver los espacios que sin pausa se han abierto para ella.